Mar del Plata , la ciudad feliz...

Baje del barco a mitad de mi quincena de enero y me calciné. Ya estaba llorisqueando cuando una buena amiga me invito a pasar unos días en su depto de mar del Plata. Acepte inmediatamente. Lave ropa, les puse mi foto y me fui. Ya el primer día arriba de un bondi hacia la playa peleándome con una mujer por un asiento y desclavandome una sombrilla de mi trasero, esquivando perros y bebes en llanto y secándome transpiración ajena, me pregunte que diablos hacia ahí. Mi amiga estaba acostumbrada, así que cuando llegamos a la playa , después de pasarnos nueve paradas por que no llegábamos al timbre por el amontonamiento, afronté la idea de bajar a ese "mar humano" que yacía cual camarón sobre la arena. "En cuanto veas un lugar pateá y tirá la lona", me dijo mi amiga mientras bajábamos por la escalinata que nos conducía al horror. "Permiso, permiso"...decía yo pasando por entremedio de las cebadas de mate, el truco y los sanguches de milanesa. "Acá!!!!"...